Jueves-Vida en Rabka
Empezamos la mañana con tareas propias de una au-pair como echar una mano recogiendo la cocina y visitar otros peques amigos de los míos.
Por la tarde fuimos a un concierto con los peques. El concierto consistía en la actuación de un coro con coreografía formado por 50 niños y niñas de ¡nada más y nada menos que Hong Kong! Por suerte para mi cantaban en inglés, pude entender todo y disfrutar mucho porque lo hacían genial. Por desgracia para mi empezó a llover y a hacer frío y yo me había dejado mi querido abrigo en casa porque por la mañana hacia calor.
Después de tener todo listo para irnos de viaje, resulta que se hace tarde así que salimos a la mañana siguiente.
Viernes-Rumbo a las Tatra
Por la mañana partimos hacia la casita en las montañas Tatra de la familia. Conducimos por carreteras secundarias para esquivar los enormes atascos de las carreteras principales, este viernes es festivo y todo el mundo se va de puente.
Hacemos parada en un pueblito donde pude visitar un antiguo edificio construido según la cultura goralski y en el que se estaba celebrando un festival (empiezo a pensar que "lo goralski" nos persigue, ¡todo es goralski en este lugar!).
Después de otra paradita a comprar el mejor queso de la zona para zamparnoslo, llegamos a la casita justo cuando empieza a caer el chaparrón, ¡menos mal!
Resulta que la casita tiene 100 años (una parte es aun mas vieja y tiene 200), es toda de madera pues es una casa tradicional. No hay agua caliente y la puerta del baño es una cortina de ducha. La cocina es un horno antiguo de los de leña, nada de vitros ni comodidades, eso sí, no sabéis el placer que da sentarse al lado de esos fogones, oír la leña crepitar, sentir el calorcito... y más aun hacer todo eso mientras te comes una tostada con queso fundido en ese fuego ¡qué gran placer!
Por la noche sacaron vinito y unos chupitos hechos por el padre, fuertes es poco para describirlos (eran de pera y miel y hay que reconocer que el toque de miel se notaba).
Sábado-Eslovaquia
Cruzamos la frontera para admirar las montañas, las vistas son increíbles, íbamos haciendo muchas paradas para poder admirar el paisaje.
¡Vuelta al euro! Los precios suben pero poco, los menús cuestan unos 5 euros. Aquí comemos
langos, esto es típico de Hungría, y consiste en una especie de masa de pizza frita a la que le echan una salsa, y dicen que la mejor es la de ajo.
No hay mucho que contar, un paisaje maravilloso no se puede describir con palabras y las fotos no muestran ni una milésima parte de la belleza del lugar. Las montañas se funden con las nubes, lagos, bosques, verde y mas verde.
El frío por supuesto que no falte y más en altitud, 11 grados marcaba el termómetro cuando nos fuimos rumbo a nuestra casita.
Domingo-Brzegi
Ese es el nombre del pueblo donde está la casita.
Por la mañana recibimos la visita de dos personas que hacen películas y que están interesadas en grabar en la casita por su antigüedad.
Después dimos una vuelta por el pueblito y admiramos de nuevo las vistas. En un momento nos perdimos y tuvimos la suerte de dar con un obrero que hablaba inglés, el pobre pensó que le engañábamos cuando le dijimos que somos españolas, según no el no tenemos para nada cara de españolas, de hecho ¡parecemos de Eslovaquia!
Y después de dedicar el resto del día a comer pegaditos al fuego, y a recolectar frutos y otras cosas de la naturaleza volvemos a Rabka.
Con estos cielos tan limpios, en dos vistazos rápidos que he echado al cielo este finde he podido ver tres estrellas fugaces :)